martes, 5 de agosto de 2008

El ahorro gana peso en la lucha contra la pobreza


La idea de que los pequeños préstamos pueden despertar el espíritu empresarial de los pobres le significó a un economista bangladesí el premio Nobel de la Paz en 2006, y liberó caudales de dinero a miles de programas de "microcrédito" que apuestan a que los pobres son buenos prestatarios.

Ahora, la mayor organización filantrópica del mundo está segura de que también son buenos ahorradores.

La Fundación Bill y Melinda Gates planea donar cientos de millones de dólares en los próximos años a programas diseñados para fomentar el ahorro en países pobres, dijeron directivos de la fundación de Seattle, Washington. Se trata de la primera incursión seria de la fundación benéfica en servicios financieros y forma parte de un plan mayor para ayudar a la infraestructura básica en las regiones más necesitadas de los países en desarrollo.

"Vamos a centrarnos en usar nuestros recursos y nuestra voz para situar los ahorros de nuevo en la agenda mundial", dice Bob Christen, director de servicios financieros para los pobres en la fundación Gates.

La apuesta por el ahorro, que se ha convertido en una medida importante de la salud de las economías desarrolladas, se basa en la creencia de que existe una gran demanda de programas de ahorro incluso en las zonas más afectadas por la pobreza. Los ahorros ya son parte fundamental de muchas sociedades en desarrollo, en calidad de activos físicos; las personas pobres en todo el mundo acumulan su riqueza para uso futuro manteniendo ganado, acumulando provisiones de café y comprando joyas.

En algunos países, los más necesitados parecen estar listos para más. Seis bancos centrados en los pobres —en Colombia, Filipinas, Tailandia, Indonesia, Benin y Uganda— descubrieron que la demanda por ahorros superó la de préstamos por una proporción de seis a uno, según un estudio del Grupo Asesor para Asistir a los Pobres, un centro de estudio respaldado por el Banco Mundial que asesoró a la fundación Gates sobre su estrategia de servicios financieros.Sin embargo, aunque se han recaudado con éxito depósitos de los pobres en Indonesia, Bangladesh y otros países, la complejidad y el costo de proporcionar servicios financieros en los países en desarrollo hacen que la iniciativa enfrente escollos. Entre éstos están las estrictas regulaciones bancarias que determinan lo que las instituciones financieras pueden mantener como depósitos personales y la falta de sucursales bancarias en áreas rurales.Alianzas comerciales
"Es un asunto más complejo cuando empiezas a analizarlo", señala Jim Bunch, director de inversiones en el grupo benéfico Omidyar Network, que ha destinado unos US$105 millones a organizaciones de microcrédito, algunas de las cuales en los últimos años se han ampliado a los ahorros, seguros y otros productos.

La iniciativa también podría entablar lazos entre la fundación Gates y las operadoras de telecomunicaciones, los bancos y los minoristas, organizaciones con las que los grupos benéficos han tenido relaciones limitadas en el pasado por motivos que van desde lo pragmático a lo ético. Según Christen, "en general, es un mundo nuevo para las fundaciones".
Esto preocupa al movimiento del microcrédito, que está enzarzado en un debate sobre dos filosofías opuestas. Algunos creen que los servicios financieros para los pobres deberían invertir sus ganancias en programas para los necesitados. El plan Gates respalda el otro lado del debate, que mantiene que los establecimientos comerciales —los bancos y otros negocios con ánimo de lucro— son los que mejor pueden servir al mayor número de personas usando herramientas como los mercados de capital para financiar su expansión.

La convicción de que los pobres del mundo merecen mejores servicios financieros es ya una plataforma central en el desarrollo del tercer mundo, gracias en gran medida a Muhammad Yunus, el economista que ganó el Nobel de la Paz en 2006 por el programa de microcréditos que empezó en Bangladesh hace 30 años y que se ha diseminado por todo el mundo. Su trabajo ayudó a despertar un auge del microcrédito que animó a gobiernos, empresas e individuos en el mundo rico a destinar grandes sumas de dinero a nuevos programas de préstamos en todo el mundo.

La decisión de la fundación Gates de entrar en este terreno es un ejemplo de lo que con seguridad será una serie de nuevos programas, ahora que Bill Gates se dedicará a tiempo completo a su vehículo filantrópico. La fundación Gates, con un presupuesto de US$35.900 millones, es la más grande del mundo. La iniciativa de la fundación podría tener un impacto importante en las microfinanzas, que hasta ahora han estado mayormente limitadas al microcrédito, no a los ahorros. Aplicando su considerable peso a este tema, Gates tiene el poder de atraer el interés de la gente, así como nuevas ideas y dinero fresco.

La fundación espera implementar la iniciativa de ahorro primero en países como Brasil, Filipinas, México, Sudáfrica e India, que ya tienen mucha de la infraestructura necesaria para establecer programas de ahorro, sostiene Christen. Pero el objetivo final es destinar la "parte más significativa de los fondos" a África. La estrategia llega en medio de un debate acerca de la utilidad de los microcréditos para combatir la pobreza. Algunos prestatarios usan los fondos para crear pequeños negocios y las historias de éxito abundan. Pero otros usan el dinero para mitigar la penuria diaria a corto plazo y no consiguen elevar su nivel de vida. El primer reto para la fundación Gates, sin embargo, es encontrar la forma de proporcionar cuentas a bajo costo. Muchos de los más pobres viven en zonas alejadas de los bancos. La solución podría ser extender el concepto de sucursal bancaria a las tiendas locales, quioscos, oficinas de correos o hasta teléfonos celulares.

Los fondos de la fundación Gates se destinarán a grupos con planes para establecer programas locales de ahorros y a investigación, así como a programas educativos para bancos centrales y otras maneras de "animar" a los gobiernos a realizar cambios de regulaciones necesarios para ofrecer cuentas de ahorros a un mayor grupo de personas, dijeron directivos de la fundación.
Fuente: The Wall Street Journal 04/08/2008

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