domingo, 1 de marzo de 2009

PERU LÌDER DE LA INDUSTRIA MICROFINANCIERA REGIONAL

En un año de cambios regulatorios, Perú lidera la medición de la industria microfinanciera desplazando a Bolivia ¿Qué viene en 2009?
La Superintendencia de Banca y Seguros (SBS) de Perú nunca sospechó que un pequeño decreto legislativo del 21 de junio de 2008 iba a llevar a sus microfinancieras a dar el mayor salto cualitativo del sector en toda América Latina. Ese día, la SBS modificó el marco regulatorio de la Ley General del Sistema Financiero ampliando la capacidad de acción de las cajas municipales, rurales y entidades de desarrollo de la pequeña y mediana empresa (Edpymes) que proveen servicios microfinancieros.

El decreto posibilita a las cajas municipales competir en departamentos y provincias distantes de sus municipios. Al mismo tiempo, establece que desde julio de 2010 las instituciones microfinancieras (IMF) que capten recursos del mercado se sometan a dos calificaciones de riesgo por año, al igual que los principales bancos del sistema financiero. En paralelo, eliminó la exigencia de mayores requisitos de capital y solvencia para operaciones financieras más sofisticadas y riesgosas. “Con una integración cada vez mayor a la industria financiera tradicional, las microfinanzas peruanas se han vuelto más sólidas y avanzan en la ampliación de sus carteras y actividades, incluyendo servicios como depósitos e ingresando con pie más firme a grandes mercados urbanos, como Lima”, dice Sergio Navajas, oficial de Inversiones del Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). “Ahora pueden competir a nivel nacional y experimentan una reducción de restricciones regulatorias importantes”.

Gracias a esos cambios, y a la continuidad del excelente desempeño del sector en 2007, la industria microfinanciera peruana ascendió al liderazgo del Microscopio 2008, el escalafón sectorial elaborado por la prestigiosa Economist Intelligence Unit (EIU) con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y de la Corporación Andina de Fomento (CAF).
En 2008, en el contexto de una industria en expansión y con importantes cambios regulatorios, el Microscopio amplió la medición de 15 a 20 países. De acuerdo con Robert Wood, analista principal de EIU, el ciclo de crecimiento de la región continuó en 2007 y en la primera mitad de 2008 con tasas de interés relativamente bajas para los estándares históricos, con lo que se creó un ambiente macroeconómico de soporte para el sector microfinanciero. “Es evidente que el clima de inversión ha sido uno de los elementos más relevantes para modificar las posiciones, y esto es producto de las situaciones políticas y económicas que se presentan en gran parte de la región”, dice Alejandro Soriano, ejecutivo principal de PyME y Microfinanzas de la CAF.

En términos generales, los resultados volvieron a manifestar la escisión existente entre tamaño y riqueza de los mercados y la calidad de sus microfinanzas. Países como Bolivia, Ecuador o Nicaragua, con mercados de capitales débiles y ambientes irregulares para favorecer la inversión, poseen industrias más desarrolladas institucionalmente que otros más grandes como Brasil, México o Argentina, o con una menor tasa de pobreza como Chile o Uruguay.

Ser líder bien vale un Perú
La alegría peruana era palpable en octubre pasado, cuando los resultados del Microscopio 2008 fueron dados a conocer durante el XI Foro Interamericano de la Microempresa de Asunción. En 2007, Perú fue el único país de la región que ocupó los cinco primeros lugares en marco regulatorio, clima de inversión y desarrollo institucional, las tres categorías centrales evaluadas.

Su Superintendencia es una institución de gran prestigio, ampliamente reconocida por sus regulaciones y dispositivos de control financiero de alta calidad por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el BID. Las carteras de las Edpymes, entidades creadas en 2007 para agrupar instituciones de microfinanzas y fomentar el desarrollo sectorial, superan la suma de recursos de las cajas rurales. Estas Edpymes, por lo general son ONGs convertidas en entidades financieras y se beneficiarán también del decreto de la Superintendencia ganando acceso a mayor financiamiento en el mercado de capitales y a operaciones financieras que antes sólo se ofrecían a los bancos tradicionales, como la negociación de acciones y bonos o los préstamos hipotecarios y el ahorro individual.
Lamento boliviano
Parte del mérito peruano en obtener el liderazgo se logró a costa de Bolivia, que tropezó y cedió el liderazgo que ostentó en 2007, cuando se realizó por primera vez el Microscopio. El gobierno de Bolivia aprobó en 2008 menores requisitos de capital para la industria. La Superintendencia de Bancos y Entidades Financieras —que ha reducido significativamente los salarios de sus ejecutivos y ha perdido a numeroso personal calificado— dispuso la incorporación en la ley de bancos de un tipo de ONG llamadas instituciones financieras de desarrollo (IFD), que tienen facultades para captar depósitos del público.

Una de esas instituciones es el Banco de la Unión, ahora bajo control estatal, que salió al mercado con créditos a una tasa del 6% anual. Aunque con recursos limitados, esa intervención gubernamental —que reduce artificialmente el costo del crédito— no ha sido la mejor señal para los operadores privados. Algunos, como Ramón Rosales, presidente de la consultora International Consulting Consortium (ICC), por ejemplo, se preguntan de qué modo se manejará la salida del mercado de entidades que no son liquidables por la Superintendencia y que pueden contar con carteras poco líquidas.
No obstante la incertidumbre, Bolivia aún empata con Perú en el primer lugar de América Latina en materia de solidez regulatoria. Sin embargo sigue afectada por el poco desarrollo de su mercado de capitales, la inestabilidad política y la debilidad judicial.
La estrella es la regulación
Desde agosto de 2008, cuando la Superintendencia de Bancos y de otras Instituciones Financieras de Nicaragua dispuso que se hiciera énfasis en la gestión del riesgo crediticio, este país se ha dotado de una de las más nuevas y modernas definiciones regulatorias de la región. La nueva normativa de Nicaragua, que ocupó el sexto escalón en Microscopio 2008, facilita tanto las actividades para la prevención del sobreendeudamiento, como el control in situ de las actividades microfinancieras, que por dispersión y mecánica son intensivas en capital humano. De la aplicación de este marco normativo en 2009 concentra el interés de los analistas. Ecuador, el mercado con el mejor desarrollo institucional, mantuvo la tercera posición que había alcanzado en Microscopio 2007 gracias a una variedad de fortalezas: gran mercado, múltiples servicios, normativas moderadas sobre tasas y una regulación de microfinanzas diferenciada de la industria financiera tradicional. Sin embargo, aun debe mejorar elementos claves de su clima de inversiones, como el mercado de capitales y el sistema judicial, ambos poco desarrollado.

El clima de inversión es también una debilidad en El Salvador, aunque allí la industria mantiene niveles de elevada competitividad. Su cuarto puesto viene sostenido por la tendencia al crecimiento del sector, la fortaleza de sus burós de crédito y una elevada solvencia crediticia, según el informe Doing Business del Banco Mundial. Entre las tareas pendientes, el país debe despolitizar su sistema judicial y fortalecer el derecho de propiedad, al tiempo que sus microfinancieras tendrán que ofrecer mayores servicios y ampliar la disponibilidad de información.

Gigantes pequeños
En 2008 México mejoró la supervisión de IMF reguladas, introduciendo reglas más firmes para la evaluación de riesgo de las cajas de ahorro e impulsando la migración hacia las normas internacionales de contabilidad. No obstante, aunque el país avanza en número de entidades, sigue sufriendo de cierta incontinencia, pues su marco regulatorio se cambia con frecuencia, demorando las condiciones para la consolidación de la industria. “El modelo mexicano ciertamente ha mejorado pero su éxito depende de la consistencia y la estabilidad del mismo”, dice Navajas del BID.

En Brasil existe un debate soterrado entre los operadores privados y el sector público. El Estado, avalado por la celebrada administración del presidente Luíz Inácio Lula da Silva, ha ganado espacio como gestor exitoso y participa activamente en numerosos programas microfinancieros con las familias de bajos ingresos. Las microfinancieras privadas se sienten inhibidas y no se animan a participar en una actividad que perciben como una opción estatal.

Tanto en México como en Brasil el tamaño de la industria microfinanciera es inversamente proporcional a la dimensión de sus mercados y de las multitudes que ocupan la base de la pirámide. El asunto para ambas naciones, las mayores de la región,, consiste en intentar romper la correlación “país más desarrollado/microfinanzas menos poderosas”.

Ahora bien, ¿están esas economías realmente en condiciones de hacerlo, dadas las prioridades de sus gobiernos? “No parece cercano el día en que las microfinanzas sean un motor de desarrollo en Brasil”, dice Soriano, de la CAF. En el caso de México, en cambio, aunque las microfinanzas son casi inexistentes, el microcrédito ha ido ganando terreno a nivel de políticas de gobierno, bien a través del Programa Nacional de Financiamiento al Microempresario (Pronafim), de emprendimientos privados o de asociaciones como Prodesarrollo.

Los desafíos del entorno
El liderazgo peruano llegó en una instancia compleja, pues llegó antes del estallido de la crisis de Wall Street y cuando aún no se habían manifestado en América Latina los efectos de la debacle financiera y económica global. La verdadera dimensión de esos impactos en la industria microfinanciera regional se verá en la medición de 2009.

No obstante, el entorno de negocios ya es delicado. Navajas, del BID, recurre a la metáfora del crecimiento para describir la situación. En los países líderes, asegura, las microfinanzas atraviesan dolores de adolescencia pues se integran más al sector financiero y es importante que se vinculen a climas de inversión sólidos y sostenibles. En los de la cola, el dolor es propio de la infancia de la industria, con países como Argentina o Uruguay donde existe confusión sobre la función e importancia de las microfinanzas, que son percibidas como una actividad que raya en la marginalidad.

Curiosamente, las microfinanzas también están observando el fenómeno de la condena del éxito. Su crecimiento y fortaleza en una decena de países las ha hecho tan visibles que la independencia de la industria se ve sometida a presiones e intereses cruzados. Algunos gobiernos ven el sector como un mercado donde el Estado puede asumir actividades de intervención que van desde el control de las tasas hasta la participación directa en la oferta con recursos propios subsidiados.
La propia industria también tiene desafíos por superar. Un escollo evidente es la necesidad de regenerar la escalera del éxito, permitiendo el ingreso de nuevos participantes al mercado formal y regulado. Incluso en aquellos países en que la expansión del sistema no se ha detenido —como Ecuador, donde continúa la formalización de IMF— hay tareas pendientes como desarrollar músculo para hacer más ancha la espalda financiera de los operadores.

Los países líderes no deben perder el foco y más bien esforzarse por mejorar las condiciones del sector para fortalecer su posición. Esto es particularmente cierto en el caso de los gobiernos y reguladores, que deben consensuar políticas. Algunos analistas han sugerido que las autoridades públicas de los países del fondo de la tabla, generen incentivos que impulsen el desarrollo de las microfinanzas, mediante normativas y marcos regulatorios prudenciales, o liberando los encajes legales para ciertos tipos de financiamiento, entre otras medidas.

Definitivamente no es menor el compromiso que deben asumir reguladores y gobiernos para garantizar las condiciones de sostenibilidad de la actividad macroeconómica. “Hay que ser muy cuidadosos con los entornos de inversión pues cuesta mucho construirlos pero poco derrumbarlos”, afirma Navajas. “Se necesita consistencia en las definiciones de políticas y tiempo para construir institucionalidad, pues no sirve de nada un decreto escrito que dura un año sino que las reglas de juego sean sostenibles en el tiempo”.
Lo que vendrá
Para 2009, Microscopio se propone acentuar la búsqueda de información y profundizar aun más el análisis para medir la evolución del mercado con todavía mayor rigurosidad. “Será un año en que cada cifra tendrá que ser verificada varias veces, ya que estará marcado por el impacto de la crisis financiera en la industria”, dice Navajas.

De antemano, se prevé un ajuste del crédito en América Latina, con sus consecuentes efectos en aquellas IMF cuyo financiamiento provenga mayoritariamente del mercado. Las que descansan en sus propios depósitos o dependen de donantes podrían plantarse para ganar mercado, si bien serán golpeadas por la desaceleración del crecimiento del producto. En cambio, la consolidación podría tomar carrera desacomodando o dejando fuera del mercado a los actores más nuevos y de carteras débiles. “Creo que veremos a los mercados líderes y a sus seguidores consolidando sus logros, mientras que para los países ubicados hoy en el tercio inferior del Microscopio, una posible mejoría en el atractivo de sus ambientes microfinancieros será gradual”, dice Wood, de EIU.

Soriano, de la CAF, conserva un margen de esperanza, pues no ha encontrado una correlación inversa entre microfinanzas y clima de inversión. “Está demostrado que en situaciones propicias de desarrollo de los países, con climas de inversión favorables, las microfinanzas han avanzado a pasos enormes”, dice. “Sin embargo, no se evidenció que en situaciones de crisis, las microfinanzas sufran deterioros tan significativos como otros estratos de la economía”.
Fuente: Portal del BID 24/02/2009

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